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Es la realización de un llagut del ebro de los que ya construimos uno y que podemos recordar en este enlace

Pero en esta ocasión a escala 1/35 armado en guerra y acompañado de figuras de infantería ligera, marinos de Cartagena, y milicia zaragona; por determinar en forma y número

Siendo un proyecto "in memoriam" de un "maño que mejor que esta embarcación tan zaragozana por derecho y hecho.

Coincidiendo con la III Recreación histórica de los Sitios de Zaragoza

 

Retomamos las averiguaciones ya realizadas, del uso de este tipo de embarcaciones en defensa de la ciudad, vemos distintos artículos y estudios. Comenzamos viendo en un plano de la ciudad de la época la gran barrera que formaban los cuatro caudales de agua, que circundaban a la ciudad: río Ebro, Gállego, Huerva y Canal imperial de Aragón.

 

Basado inicialmente en este volumen editado en el bicentenario de los sitios,

 

Donde tomamos entre otras esta imagen

Donde se aprecia el perfil del llagut, y su dotación de fortuna, defensores de la plaza.

 

Así se explica en el articulo de dicho libro

Las barcas cañoneras

A tal fin, un arma sorprendente y poderosa iba a ser puesta en acción por los defensores: las barcas artilladas o lanchas cañoneras. Estas barcas o pontones artillados contaban con una tripulación de 20 hombres que movían 18 remos. Su armamento y potencia de fuego, dado su tamaño, eran formidables; el cronista Agustín Alcaide Ibieca así lo certifica:  “Un violento v dos obuses en cada una”, a lo que habría que añadir los fusiles de los remeros

 

Estas barca perfectamente armadas y  tripuladas por aragoneses y marinos de Cartagena, realizaron el terrible invierno de 1809 varias operaciones contra el ejército invasor. Las embarcaciones españolas se adueñaron del río hasta el final de la lucha y cuando gritaban

"iEl Ebro es nuestro!” ningún francés estaba en disposición de acallar dicho grito. El oficial sitiador barón Lejeune comentará sobre estas barcas que “tuvieron en jaque al invasor en las dos orillas”.

autor: Jaime Latas Fuertes

También vemos extensa documentación en el artículo de la Revista de historia naval, nº 112 que se puede descargar pulsando sobre el nombre

En el mismo el General de infantería de Marina, José Enrique Viqueira Muñoz, nos comenta:

Como veremos, tanto el Ebro como el Canal darían a los oficiales de Marina que habían llegado a zaragoza, encuadrados en unidades del Ejército de Murcia, un especial protagonismo. los dos cursos de agua proporcionaban una considerable cantidad de embarcaciones, de varios tipos, a ambos contendientes. la mayoría tuvieron una utilidad meramente logística, como las barcas de sirga o las del Canal, pero otras fueron utilizadas para el combate; algo que ha sido omitido por la mayoría de los historiadores.

El mando español, consciente de la importancia de las embarcaciones, dictó las medidas para el control de éstas, la construcción de otras nuevas, y para el armamento de lanchas cañoneras, encargando de esto a oficiales de la Armada. En principio, el más importante de éstos fue el alférez de navío Diego Guillén de Buzarán al que se había nombrado director del Canal y jefe de su arsenal en el torrero. también al alférez de navío Bernardo tacón se le encomendó la preparación y la construcción de barcos (6).

Según latas Fuentes (7) había los siguientes tipos de lanchas: las barcas de sirga eran grandes plataformas de madera sobre un pontón de gran tamaño, unidas por la sirga o cuerda a las márgenes del río. Se encargaban de comunicar una orilla del río con la otra supliendo la ausencia de puentes. De gran capacidad, cruzaban el río cargadas de rebaños enteros o de carros repletos. Podría haber unas siete en el Ebro, en zaragoza, durante el segundo sitio.

también había otras barcas de tamaño más grande (barcas grandes) de lo normal y si exceptuamos las del Canal, podían transportar más de cien personas por las aguas del Ebro. las de mayor tamaño eran los landos que transportaban grano, de más de doscientas quintales castellanos de capacidad (9.200 Kg). Parece ser que había en zaragoza durante el segundo sitio, 3 lanchas de este tipo.

las de más importancia para el combate fueron las llamadas lanchas cañoneras, habilitadas y utilizadas por los españoles durante el segundo sitio. Estaban fuertemente armadas (de uno a tres cañones, más los fusiles) «y manejadas con destreza por marineros de Cartagena, realizaron varias operaciones de apoyo de fuego, hostigamiento y acoso a las líneas francesas apostadas a lo largo del río» (8). los franceses las distinguían de las otras barcas, dándoles el nombre de chalupas o chalupas cañoneras, como lo hacen Belmas y lejeune.

otros autores las denominan baterías flotantes, como rogniat; lanchas cañoneras, el polaco Wojciechowski; y, finalmente, Alcalde ibieca las denomina lanchas de fuerza. Y, finalmente las barcas del Canal, de las que había en 1808 unas 10 lanchas prestando servicio en el Canal, dos de ellas muy grandes con capacidad para 600 lanceros (9).

Pero, ¿quién tripulaba estas lanchas? Evidentemente la mayoría de ellas estaban funcionando antes de la guerra, y eran manejadas por personas diestras en su manejo, es decir para prestar los servicios a las que estaban destinadas en tiempo de paz, pero no para el combate fluvial que se iba a dar durante el sitio. las lanchas artilladas se movían normalmente por medio de remos, aunque alguna de ellas lo hacían por sirga, es decir utilizaban soga para impulsarse desde la orilla. Como se ha dicho, estas lanchas estaban armadas con tres piezas de artillería además de unos 20 fusiles y, por lo tanto, contaban con una considerable potencia de fuego y necesitaban de una preparación y dirección altamente técnica. Nos dice de ellas latas:

«Conseguir montar los afustes de estas tres piezas en las ajustadas dimensiones de las barcas y además poder hacer fuego con ellas, obviando los problemas del rebufo y del violento retroceso del cañón, mientras se navega no debió de ser tarea fácil, y descubre que, en el montaje de las piezas, tuvo que intervenir algún especialista artillero de los que sabemos que había varios en la ciudad pertenecientes a la artillería naval. En cualquier caso, el artillado de estas barcas resultó un éxito técnico notable digno de reseñar, y la potencia de fuego conseguida fue capaz de sostener un duelo con las baterías francesas sitas en la orilla. Algo admirable y que no dejó de sorprender al sitiador francés; el oficial Sitiador Barón lejeune comentará que estas barcas “tuvieron en jaque a los invasores en las dos orillas del río”» (10).

En este sentido hay continuas referencias de los historiadores extranjeros, de las que hemos visto ya algunas, que atribuyen a los «hábiles marinos de Cartagena» (11) la dirección de estas lanchas, diciendo, como el general rogniat (fue coronel jefe de ingenieros del sitio tras la muerte del general lacoste), que «sobre el Ebro navegaban chalupas cañoneras mandadas por oficiales de Marina y tripuladas por marinos de Cartagena» (12).

En efecto, los oficiales de Marina presentes en el segundo sitio contaban con la formación y el conocimiento necesarios para la preparación y dirección de las cañoneras y, algunos de ellos, tenían experiencia directa en el mando de artillería, eran ingenieros o pertenecían al Cuerpo de Artillería de Marina.